Artículo de opinión
Curso 24/25: carta del nuevo equipo directivo
“Solo la esperanza fiable puede ser el alma de la Educación”
– Benedicto XVI
Comienza un nuevo curso y la expectación y alegría llenan el corazón de cuantos formamos el colegio Cristo Rey, porque miramos el futuro con esperanza, sabiendo que no estamos solos en esta misión y tarea sublime, la más honorable: la educación de los niños y jóvenes, esperanza del mundo, de la Iglesia y de cada familia.
Es un curso especial, con muchos retos y algunos cambios; pero con el horizonte claro de nuestro proyecto educativo 2024 – 2027, después de estos meses de análisis, reflexión, trabajo en equipo y proyección.
El Papa Francisco ha convocado para el año 2025 un Año Santo, cuyo lema es “la esperanza no defrauda”(Rm 5, 5) y sentimos que esta esperanza que nos da la fe y la confianza en Dios y en los demás, renueva nuestras vidas y la de todos los que formamos esta gran familia Cristo Rey.
Nos dice el Papa Francisco en la bula de este Año Santo: “Mirar el futuro con esperanza también equivale a tener una visión de la vida llena de entusiasmo para compartir con los demás. Sin embargo, debemos constatar con tristeza que en muchas situaciones falta esta perspectiva. La primera consecuencia de ello es la pérdida del deseo de transmitir la vida. A causa de los ritmos frenéticos de la vida, de los temores ante el futuro, de la falta de garantías laborales y tutelas sociales adecuadas, (…) todos, en realidad, necesitamos recuperar la alegría de vivir, porque el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26), no puede conformarse con sobrevivir o subsistir mediocremente, amoldándose al momento presente y dejándose satisfacer solamente por realidades materiales. Eso nos encierra en el individualismo y corroe la esperanza, generando una tristeza que se anida en el corazón, volviéndonos desagradables e intolerantes”.
Deseamos que el colegio sea, para cada una de nuestras familias lugar de crecimiento y de esperanza, de comunión y amistad. Queremos ocuparnos y desgastarnos en esta tarea educativa para que nuestros niños y jóvenes vivan con entusiasmo y sean los protagonistas en la construcción de la sociedad del futuro. Para ello les ofrecemos un acompañamiento integral, porque la tarea académica y de formación humana, la pastoral y las habilidades sociales, etc… han de formar un “todo” que los enriquezca y complete, poniendo las bases de su educación en valores y virtudes evangélicas.
Que la esperanza mantenga viva nuestra alegría y nos haga fuertes y constantes en la superación de las dificultades de cada día. Dejémonos atraer desde ahora por la esperanza y permitamos que a través de nosotros sea contagiosa para cuantos la desean.
¡Feliz curso escolar 2024 – 25!