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Artículo de opinión

Peregrinos de Esperanza: desde Cristo Rey hasta la Catedral de la Almudena

Por M. Mª Jesús Campo ECR, directora titular

Invitados por el Papa Francisco, ya en el cielo, participamos este sábado 17 de mayo, como colegio y gran familia Cristo Rey, de la peregrinación a la catedral para ganar el Jubileo en este año santo 2025 cuyo título es “Peregrinos de esperanza”.

Salimos del colegio hacia las 9 de la mañana después de una pequeña reflexión sobre lo que significa la gracia de la indulgencia plenaria en un año jubilar, hicimos juntos la oración que compuso el Papa Francisco para este año y qué significa peregrinar: “caminar es salir, es, sobre todo, apreciar y disponerse a recibir lo que el Señor nos quiere dar, la gracia de su misericordia y su perdón.  Peregrinar es una forma de expresar nuestra fe. En la peregrinación se retrata la condición del hombre que pasa, que camina, que supera y que busca su meta conforme a su condición de criatura, condición de necesitado. Peregrinar es volver a nuestras raíces, recuperar nuestra identidad más profunda, ponerse en camino”.

El recorrido desde el colegio a la catedral es de un poco más de 9 Kilómetros así que en esas tres horas de camino sabíamos que llegaríamos muy bien, y más con los buenos guías que llevábamos: Hugo y Roberto que se habían preparado muy bien el itinerario.

En el camino hicimos dos paradas en lugares muy significativos: en la Parroquia de San Agustín de la calle Joaquín Costa. Allí oramos en especial por el Papa León XVI ya que es agustino; también hablamos de cómo este Jubileo es un momento especial de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, puerta de salvación. “La contemplación del corazón de Cristo es el camino privilegiado para centrar la vida en el amor de Dios, responder a su amor, gozar la comunión de la Iglesia y fortalecer la esperanza[1].

 La segunda parada fue en la iglesia de S. Juan de la Cruz y allí recordamos a nuestro querido Óscar Torres, porque esta es la parroquia donde se casará próximamente. En ese momento también hablamos del significado de entrar por la puerta santa: “Al cruzar el umbral de la puerta santa, el peregrino debe recordar aquel texto del Evangelio: «Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos» (Jn 10,9). Con este gesto el peregrino expresa su decisión de seguir y de dejarse guiar por Jesús, que es el Buen Pastor. Por otra parte, la puerta es también un paso que conduce al interior de un templo singular.

Para la comunidad cristiana, el templo no es solo el espacio de lo sagrado, al cual uno se debe aproximar con respeto, con un comportamiento preciso y una vestimenta adecuada, sino que es signo de la comunión que une a todo creyente con Cristo: es el lugar del encuentro y del diálogo, de la reconciliación y de la paz que espera la visita de todo peregrino, es el espacio de la Iglesia como comunidad de fieles.

Al llegar a la catedral participamos de la misa del peregrino a las 12 del mediodía uniéndonos a otras parroquias que también en ese día habían ido a ganar el jubileo. Allí nos explicaron en qué consiste la indulgencia y las condiciones para ganarla: “La indulgencia no se obtiene por el hecho mismo de cruzar la puerta santa, sino que se requiere la confesión sacramental y la participación en la eucaristía como elementos imprescindibles, unidos a toda aversión al pecado y deseo de vida en santidad, manifestado en obras concretas.

La indulgencia es una manifestación concreta de la misericordia de Dios, que supera los límites de la justicia humana y los transforma. La indulgencia permite liberar el propio corazón del peso del pecado, que permanece en él a pesar de haber recibido el perdón sacramental, para poder ofrecer con plena libertad la reparación debida. Es la superación de lo que los teólogos llaman la «pena temporal» debida por el pecado ya absuelto. Digamos que la indulgencia repara de alguna manera, aplicando en nosotros el tesoro de los méritos de tanta santidad de la que es depositaria la Iglesia, de las consecuencias que han podido tener nuestros pecados, liberándonos no solo de la culpa —por medio del perdón sacramental—, sino también de la pena merecida, por medio de la indulgencia”.

 ¡Damos gracias a Dios por esta oportunidad de encuentro con Él y su misericordia!

 Después de la misa, a la que se unieron algunas personas más, como las hermanas del colegio y otras familias, algunos nos fuimos al Seminario, que está muy cerca de la catedral y acompañados de nuestro querido seminarista y antiguo alumno del colegio, Pabro Herrera, pasamos una tarde de convivencia y alegría juntos.

Al llegar al Seminario, Pablo nos acompañó a la capilla y nos explicó con detalle cada uno de los cuadros del retablo y la imágenes de las capillas laterales: la Inmaculada, patrona del seminario, S. Dámaso que da nombre a la Facultad de Teología, y otros. Admiramos el hermoso órgano que corona la capilla. Después nos acompañó al jardín donde pudimos comer y disfrutar de un rato muy agradable con juegos, chistes, etc. Terminamos la convivencia junto a una hermosa imagen de la Virgen con una oración poniendo en manos de María a nuestras familias, a todo el colegio y como no, cantando Virgencita Blanca, la canción de los pequeños a Nuestra Madre del cielo.

Animamos a todos a aprovechar esta oportunidad de ganar el jubileo en este año santo, recordemos que lo podemos hacer acudiendo en peregrinación a uno de los lugares señalados para ello, pero también haciendo una obra de misericordia, visitando a los enfermos, haciendo una obra de caridad, leyendo el Evangelio, etc… cumpliendo las debidas condiciones, Dios quiere acercarse a nosotros y llenarnos de esperanza, misericordia y amor.

[1] Los textos en cursiva están tomados de “La guía del peregrino del año jubilar”. Conferencia Episcopal Española. 2024

Peregrinos de Esperanza: desde Cristo Rey hasta la Catedral de la Almudena

Por M. Mª Jesús Campo ECR, directora titular

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