Durante este 60 aniversario del colegio queremos VOLVER AL CORAZÓN.

Porque la misión educativa de este centro, desde sus orígenes, ha sido y sigue siendo ayudar a cada persona de nuestra comunidad educativa a encontrar el sentido y la razón de su existencia, y esto sólo se logra volviendo al corazón. “Preguntas como ¿quién soy realmente, qué busco, qué sentido quiero que tengan mi vida, mis acciones o elecciones; por qué y para qué estoy en este mundo, cómo querré valorar mi existencia cuando llegue a su final, qué significado quisiera que tenga todo lo que vivo, quién quiero ser frente a los demás, quién soy frente a Dios? Estas preguntas me llevan al corazón.

Vivimos en una sociedad de consumidores seriales que viven al día, dominados por los ritmos y los ruidos de la tecnología, sin mucha paciencia para hacer los procesos que la interioridad requiere”.[1]

Por eso este volver al corazón nos ayudará a:

• Conocernos a nosotros mismos.
• Ser capaces de hablar desde el corazón, actuar con corazón, madurar y cuidar el corazón.
• Aprender, en la relación con otros corazones, a ser uno mismo. Porque solo con el corazón se puede acoger y dar un hogar.
• Que todo nuestro ser: inteligencia, voluntad, deseos, imaginación, sentimientos, se dejen modelar por los latidos del corazón. Que en todo busque la verdad de lo que soy y estoy llamado a ser.

En definitiva, como dice el Papa Francisco “Yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con las demás personas”.[2]

Pedro Legaria, Fundador de las Esclavas de Cristo Rey, encontró en el Corazón de Jesús el centro de su vida, el Maestro de quien aprendió el arte de amar y servir a los demás haciendo suyo el lema de “consumirme y agotarme en todo mi ser físico, intelectual y moral por la Gloria de Dios y la salvación de las almas”. Que todos nosotros encontremos aquí también nuestra mayor alegría, la de amar y servir a los demás haciendo que su crecimiento y vocación colmen sus vidas de amor a Dios y a los hermanos.

[1] Papa Francisco. Carta Encíclica Dilexit nos. 2024

[2] Id.